Sólo el cambio del criterio de protección de las APP de montes, cerros y montañas por la LF 2012 redujo su área total protegida en un 87 %. La “legalización” de la ocupación de las áreas de protección deforestadas ilícitamente antes de 2008 redujo el 58 % de la superficie que debería ser restaurada. El 90 % de los pequeños inmuebles agrarios (20 hectáreas en el sur de Brasil a 440 hectáreas en la Amazonia) fueron exentos de recuperar la vegetación de las ARL. La inclusión de las APP en el cálculo del área de las ARL redujo la exigencia de restauración de esta última al 50 % en municipios de la Amazonia ocupados predominantemente por áreas protegidas. En conjunto, estas medidas redujeron el área total que debería ser restaurada de 50 ± 6 a 21 ± 1 millones de hectáreas. Además, la citada ley permite la deforestación legal de más 88 ± 6 millones de hectáreas en propiedades privadas (Soares-Filho et al. 2014).
La tasa de deforestación había reducido en los últimos años, pero ha retomado trayectoria devastadora desde 2013. La deforestación en el año 2016 fue el más alto desde 2008, llegando a casi 8.000 km2 con un incremento del 28,7% en comparación con 2015. Desde la promulgación de la LF, en mayo de 2012, hasta el final de 2016, la Amazonia ha perdido 27.765 km2 de bosques. En comparación con 2012, la tasa anual de deforestación aumento 75% en 2016 (INPE, 2017)
Eso significa que Brasil continuará líder mundial en eliminación de bosques naturales, especialmente primarios (FAO 2016). Desde la promulgación de la Constitución Federal, en 1988, cuando la Floresta Amazónica fue considerada patrimonio nacional, la deforestación acumulada de la Amazonia Legal hasta 2015 fue de 421.871 km2 (INPE 2017), territorio muy superior al de Alemania (357.168 km²). No se puede olvidar que las Florestas Atlántica y de Araucaria fueron prácticamente destruidas, restando sólo cerca de 4 % de la primera y menos de 3 % de la segunda.